Show notes
Pérgamo había guardado fielmente el nombre del Señor y no había negado su fe en Cristo, sin embargo la invadió la idolatría y la inmoralidad. Al igual que los cristianos de Pérgamo, es fácil normalizar y tolerar el comportamiento no cristiano de quienes nos rodean y permitir que ese comportamiento diluya nuestros valores y comprometa nuestras convicciones. (Apocalipsis 2:12-17)